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Tanto por radio como por tele se suceden chorrales
de anuncios redactados y actuados en pocho, anuncios en que se pone como
trapeador a nuestro idioma, anuncios dominados por el mal gusto... Mas he
aquí que se celebra el festival Avandaro y, ¿qué sucede?
Que las castas y alertas autoridades pegan un brinco y se horrorizan. Ni
tardos ni perezosos, los funcionarios del apéndice burocrático
llamado departamento de Radiofusión de la Dirección General
de Educación Audiovisual, mando un tronante oficio a los locutores
Felix Fuano y Agustín Meza de la Peña, de XERPM, Radio Juventud,
mediante el cual los suspendió por 60 dias debido a que, según
Audiovisual, violaron el articulo 63 de la ahora si muy respetada le Ley
de Radio y Televisión: "Quedan prohibidas todas transmisiones
que causen la corrupción del lenguaje y las contrarias a las buenas
costumbres, ya sea mediante expresiones maliciosas, palabras o imágenes
procaces, frases y escenas de doble sentido, apología de la violencia
o del crimen..." Si desde hace tiempo se hubiera hecho caso de semejante
ordenamiento, cuyo texto parece haber sido redactado por una beata, ya estarían
en las Islas Marías (y tal perspectiva no es desagradable) Paco Malgesto,
Angelito Fernández, etcétera. A Zulma Faiad, debido a que
su lánguidos bailoteos exhibe con generoso comediamento sus lindas
nalguitas, ya le habrian aplicado el 33. Y a los monopolizadores de la teve,
que la atestan de violencia y crimen, ya los habrian colgado (ojala!).
Pero, no; no ha ocurrido nada parecido: los zares de la televisión
mexicana prosiguen inundando los hogares de espantosas escenas en las
que un hijo mata a su madre por robarle un porta bustos o un padre aporrea
bestialmente a su hija porque le acabo la botella del champú o
un gángster abre en canal al dueño de una lavandería
chicaguense que le dejo torcido el cuello de una camisa o un marshall
se escabecha a los diez ultimos pieles rojas que a Hollywood se le habían
olvidado asesinar... Y el humorista de don Mauricio Kleiff mediante sus
libretos; continua como si nada produciendo "expreciones maliciosas,
palabras o imágenes procaces, frases y escenas de doble sentido",
mientras sigue viento en popa por radio, tele y deversos medios de difusión
la corrupción del lenguaje.
¡Ah, mas se presenta el festival de Avandaro y entonces si les
truenan los huesos y les rechinan los dientes a las castas y alertas autoridades
y de nuestros oídos cándidos! Se castiga con la suspensión
por dos meses y con multa de 50 mil pesos a los locutores que tuvieron
que ver con el festival de Avandaro, con el cuento de que pecaron al "iniciar
a la niñez y a la juventud al uso de drogas, y permitir que sus
entrevistados pronunciaran palabras procaces y ofensivas para la comunidad".
La censura no se detiene. Fue cancelado a la brava el concierto de musica
pop del auditorio y se obligo a comparecer ---como si se tratara de delincuentes---
ante las mesas de la procuraduría a músicos onderos. ¿Por
qué la suspensión del festival? Porque en el se tocaría
música como la que se toco en Avandaro. ¿Por que los inquisidores
oficiales llamaron a varios conjuntos a declarar? Porque estuvieron presentes
en Avandaro. Pero todo esto implica un misterio y un misterio que, como
tantos misterios, nadie en este país tiene la intención
de aclarar.
En cuanto a ellas, a las autoridades castas y vigilantes, ¿qué
juventud les complace? Seguramente, una juventud como aquella que representaba
Pablo Rincón Gallardo, quien en un tete-a-tete con Quique Castillo
Pesado le confió: " Uno de los momentos mas grandioso de mi
vida fue cuando estuve invitado a una recepción en el palacio Buckingham
y baile con la reina Isabel, que me pareció una mujer sencilla
y encantadora". Jóvenes del tipo de Pablito, capaces de declarar
como el, sencilla y encantadora a doña Chabela de Inglaterra y
afirma, como el que uno de los momentos mas grandiosos se su vida ha sido
el que dedico a bailar con la reina, son los jóvenes gratos a nuestra
sociedades poblanas y corrompidas; a nuestras autoridades castas, alertas
e inquisidoras; a la gran prensa hipócrita y chantajista, y, en
fin. A todos los que no quieren que 1968 se quede en 1968 y claman porque
1968 sea eterno.
Cuando han castigado burócratas como el funcionario Raimundo
Lopez Ortiz a jóvenes de la clase de Pablo Rincón Gallardo,
cuando los han puesto en orden nuestras muy alertas y muy castas autoridades?
¿Por qué si se lanzan contra los de Avandaro? La respuesta
es sencilla: porque los de Avandaro no son como aquellos otros y porque
aquellos otros son, a fin de cuentas, miembros del sistema.
Ahora bien, por lo que mas se ha atacado a quienes asistieron al festival
de rock es por las drogas que muchos consumieron. Tomando en cuenta lo
anterior, las autoridades reaccionaron atacando no solamente a los jóvenes
consumidores de tales drogas, si no a todos los jóvenes en general,
pese a que lo que debieron haber hecho fue apuntar sus baterías
contra los productores y traficantes de drogas. Y no hicieron esto. Porque
aquellos jóvenes, los jóvenes de Avandaro, constituyen el
blanco. Se les llama jipis, se les tilda de mugrosos, se ridiculizan sus
melenas, se desacreditan sus ropas, se ataca a la música que les
gusta... pero, en el fondo, contra quienes simple y llanamente se da la
batalla es contra jóvenes.
Al mismo tiempo, las autoridades se enredan en grotescas contradicciones.
Se habla de que, a cambio de festivales tipo Avandaro, los jóvenes
deben reunirse para hacer ejercicios gimnásticos. Y entonces, a
la carrera, las autoridades tratan de restaurar los escasos centros deportivos
a los que pueden asistir los jóvenes. Obviamente, no bastan, tanto
porque son pocos como porque los jóvenes no van a reunirse exclusivamente
con la finalidad de hacer fibra. También los jóvenes, comenzando
por los del DF debido a su numero, necesitan contar con lugares de reunión
para platicar, divertirse, leer y, why not? oír música.
¿Por qué no han de oír música, la música
que les gusta a los jóvenes del DF? ¿ Por que las autoridades,
súbitamente preocupadas en arreglar centros deportivos, casi todos
ellos vetustos, e invitar a plana entera en los diarios a los jóvenes,
comentarios aquella imperdonable sangradora histérica de suspender,
sin dar ninguna explicación, el festival de rock en el Auditorio
(26 de septiembre), con todo y que se trataba ni mas ni menos que de una
reunión juvenil?
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El gobierno del Presidente Echeverria trata de
atraerse a los jóvenes, dicen. Sin embargo, pesan los recuerdos de
las matanzas y encarcelamientos de jóvenes, ocurridos en 1968 y,
ya dentro de este sexenio, el 10 de Junio pasado. Pero creemos que el presidente
todavía tiene tiempo de que tal intención se realice, siempre
y cuando se limpie de censores antijuveniles, de sicarios enemigos de los
jóvenes, de burócratas que prohíben barbas y melenas
en distintas dependencias oficiales, de cerebros de piedra que abominan
de la musica juvenil y de tiburones de la política que contituyen
trampas para hacer que los jóvenes caigan en los rediles del sistema
que rechazan.
Debe comprender el gobierno que no necesariamente todo los jovens tiene
que ser pentatetlas, que una gran cantidad estan mas interesados en otras
actividades que en las deportivas, y que entre ellos no son pocos ( a Avandaro
fueron mas de 150 mil, remember) los que ante todo quieren oir musica. Otra
medida torpemente negativa seria la de querer convertir en marionetas atleticas
a los jóvenes y obligarlos a desempeñar menesteres tan bajos
como levantar tablados durante los intermedios de juegos de fut en Estadio
Azteca....
Si realmente el gobierno quiere atraerse a los jóvenes, instale parques
destinados a los jóvenes (parques para deambular, leer, hablar o
guardar silencio) y muchos centros culturales y recreativos juveniles (
con bibliotecas, discotecas, cafes, salas de conferencias, salas de teatro,
cineclubs, etcétera). Encargue la vigilancia de tales sitios a los
propios jóvenes. Por otra parte, si de veras el gobierno quiere que
en el confien los jóvenes, escuchelos y atiéndalos. Pero a
todo tipo de jóvenes, no tan solo a los de las porras oficiales.
De cualquier manera, sea que le guste o no le guste al sistema, los jóvenes
van aprendiendo a vivir en un nuevo mundo, en el mundo nuevo de ellos.
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